jueves, 14 de abril de 2011
Merecerán la pena las noches de sangre y lágrimas sólo por el milagro habitual de quererte y que me quieras. Merecerá la pena la espera si al final siempre regresas, si vuelve a aparecer tu cuerpecito delgado saltando la rotonda para llegar a mi casa. Sólo por aprender a seguir nuestro propio camino, y agarrarte de nuevo la mano en la meta. Te quiero, cada día
miércoles, 6 de abril de 2011
Sin duda habré perdido algunas horas en mirarte más de la cuenta, y ahora conozco tu enfado y tu expresión en calma. Guardo la imagen de tu cara cuando estás contento, triste, preocupado, sorprendido, feliz, recien levantado; y el mapa exacto de tu anatomía de lado a lado. Puedo reproducir tu respiración cuando caes pegado a mi espalda agotado, y el sonido de tu risa reberverando en las paredes de mi habitación. El tacto exacto de la piel de tus manos, el timbre de tu voz susurrando "quédate a mi lado", la constelación de lunares de tus brazos y el color de tus ojos cuando miras concentrado. Tu forma de moverte. Tus andares rápidos. Me incendia pensar tus dedos bombeando calor sin descanso, tus dientes clavados en mis hombros, tu cuerpo arqueado. Me falta el aliento cuando me tocas los labios. Y sí. Me sobran palabras cuando duermo bajo tus brazos ¿Y, sabes? La vida tiene más sentido ahora que existes a mi lado
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