martes, 8 de diciembre de 2009
Chicas que se esconden debajo del puente
Cruza la calle en silencio, un pie detrás de otro,
con ruido de tacones que recuerdan besos rojos de sed
Que difícil es saber que todos te miran y traspasan tu cuerpo
que todos te tocan pero nadie llega.
Has congelado el tiempo hasta hacerme sentir que vivo en ralentí, que sólo se acelera el pulso cuando te veo, el instante antes de besarte, el segundo fugaz de cruzar tu puerta y colgarme de tu cuello. Me marea, me da vértigo.
Me atropellan los peatones sin nombre,con vidas que se extinguen al doblar la calle. Con un universo propio tan pequeño como el que cabe en mi pensamiento un segundo. Las arterias de la ciudad fuman el humo de coches y coches muertos,con conductores autómatas, que duermen, desayunan café con hielo, se levantan, corren, vuelven a dormir... Esa no es forma de vivir.
Y el metro ahora me parece demasiado pequeño para ti, traspasas las ventanas sucias con tu luz, desbordas mis pasos de ganas, de ansias. Estoy en una nueva dimensión. Veo el mundo desde tus ojos. Y me gusta, me gusta hacerlo
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