domingo, 24 de octubre de 2010

Cena para dos


Penumbra. Tu pulso ralentiza mi reloj. Cuando duermes me paras el tiempo.

Tu perfil sobre mi pecho. Me marea verte tan guapo en mi cama. Me siento congelada hasta que te despiertas, y pones cara traviesa, y me haces cosquillas. Dime cómo he llegado hasta aquí. A sentirme loca, y tan cuerda de ti. Segura de traspasar un límite cada día.

Me da pánico.

Es como el miedo a perder, que llega cuando tienes. Lo entiendes sólo si lo sientes.

Pero, ¿sabes? No se puede tener miedo a vivir.


Y cuando me miras, todo desaparece.





F. Helado de piña en el Palacio Real

No hay comentarios:

Publicar un comentario