jueves, 6 de mayo de 2010

Siéntate




Cocina en calcetines y mira por la ventana como si el parque vacío fuese realmente interesante. El hueco de su cama sigue caliente, ya es mayo pero todavía queda algo de frío. Es rara y lo sabes, porque ríe a carcajadas y al momento siguiente llora. Nunca nadie le enseñó a hacer las cosas a medias, pero en el fondo te encanta.

Se enfada si le da la gana, te lo repite cada dos por tres, para que no te olvides. Dice lo que se le pasa por la cabeza, pero cuando piensa se calla.

Se queda sentada contra la pared de la cocina, mientras la lavadora gira. Minutos programados que centrifugan las penas, pero... Salen arrugadas. ¿No era lo que esperabas?

Estira los brazos cansada, encoje el corazón para que le quepa en el bolsillo del pantalón. Si lo lleva en otro sitio lo pierde. Una vez lo tuvo fuera de casa mucho tiempo, y todavía le quedan astillas

Rítmico reloj de habitación que ya no escuchas, porque te marchas.

Si no vas a quedarte, no te asomes. No abras la boca si no vas a gritar nada.

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