No sé por qué todo el mundo dice que mi llavero de lagartija es un abre-botellas. Están empeñados en darle una función cuando no es más que eso: algo para colgar llaves, y encima, el de repuesto. El otro sabes bien que lo perdía siempre por el caos de mi habitación.
No sé por qué ponías esa cara de reprobación cuando me llamabas desordenada. ¿Te molestaba acaso? ¿No es lo políticamente correcto tenerlo todo tirado?
Por qué tendría que ser amable. Por qué no puedo reírme de todo, por qué no puedo decir que no me gusta alguien.
Tampoco sé por qué corrías tan rápido cuando trataba de meterte las manos congeladas bajo la camiseta. Por qué no me esperabas para hacerme cosquillas tú a mí, al fin y al cabo, podías conmigo. Por qué me cogías por los hombros cuando caminaba haciendo eses por la calle. Lo siento, soy así, la línea recta me aburre.
Por qué tendría que peinarme, por qué el cliché de gustarle a las madres, por qué boda por la Iglesia, casa en el campo y fines de semana al sol de Valencia como lagartos.
No sé por qué no fuiste capaz de interesarte por lo que hacía, por lo que pensaba, por lo que escribía. No sé por qué fruncías el ceño cuando inventaba tonterías de las películas. Por qué esa mirada condescendiente cuando conducía mal. ¡No me gusta, sabes! No tiene por qué hacerlo. No sé por qué pensabas que soy fácil, por qué nunca me sentí apreciada.
Por qué no me llamabas de vez en cuando para decirme que estabas aburrido, y sobre todo por qué no lo hacía yo, si me encanta. Mirar al techo por teléfono sin preocuparme en absoluto qué decir. No sé por qué siempre me sentía extraña en tu casa. Por qué tenía ese sentimiento de no ser nada tuyo, por qué nunca me decías cosas bonitas, por qué fui yo la única que compró un billete de tren sólo por una noche. Por qué nunca fuimos cómplices.
Por qué esa cobardía. Por qué un día hay, y al siguiente no queda nada.
Y por qué ya da igual.
Foooto: Yuuuu huuu (london)
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