viernes, 10 de septiembre de 2010
"Me subo despacito a tu desnudo desde el puerto de tu pelo, sin planearlo pierdo el tiempo enredada entre tus manos, y me llevas hasta el cielo con los dedos, en silencio. Otro paseo para alargar el verano, y sudamos último calor de septiembre. Otro paso para alargarte un rato, y nos sabe a poco siempre.
Vuelan las horas mientras subo y bajo tu cintura, tan fácil dejarse como despertar cada mañana, miradita de soslayo anunciando guerra, un mordisco para que me veas cuando no me tengas cerca, y me caigo al suelo. Y te ríes entre dientes. Y es que tienes eso que me ata y que estalla de repente, que te brilla en los ojitos cuando ya no dices nada si te miro callada pegada a tu frente, y un hilito de voz te susurra que te gires, que me beses. Me agarras y me robas el aliento y las pretensiones de llevar los pantalones, y me vuelvo poca cosa entre tus brazos. Pierdo el Norte con tus besos boca abajo, me matas de cosquillas con los párpados. Acaricio las aceras pegada a tus caderas; me llevas, aceleras y me deshago.
Cojo aire tras pensarte y dejar fluir lo que a veces me cuesta gritarte. Te escribo para creerme que realmente estás ahí cerca, cruzando la rotonda de camino a Francia, y que si grito me escuchas, y si te pido que vengas, llegas. Y te describo aunque te dejo siempre a medias, aunque no pueda explicar cómo me dispara el arco de tus piernas, cómo me vuelve loca escuchar cómo cae al suelo tu ropa, cómo tu boca es simpre más bonita desde cerca. Tan bonita, que hasta duele."
F. Gran Vía 2009
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