sábado, 12 de junio de 2010


Las diez de la mañana y parecía que la lluvia iba a romper los cristales de la ventana. Dios... Que sed tenía. Era imposible dormir contigo al lado, roncando, quitándome las mantas y con la persiana estropeada. Baño de luz y de agua porque la ventana estaba un poco abierta, y yo sólo quería espacio, un zumo y levantarme despacio. Tú siempre preocupado por tu tiempo, por las horas. Yo mirando el techo con ganas de saltar en el colchón y gritarte como una loca. Tú siempre distante, tu concepto de cercanía, dormir juntos en 2'10 por 90 cm mientras que yo prefería dormir sola. Y ya ves. La poco romántica acaba siendo la tonta. Y ya ves, sucedió lo que te dije que pasaría. Para vivir a medias, siempre mejor hacerlo a mi bola.

Tú empeñado en que necesitaba príncipe y castillo, anillo, casa en el campo y niños. Y yo que esa mañana sólo quería un abrazo y que me contases algo al oído... Debiste decidir que para ti no era media naranja, sino mandarina. Que yo necesitaba un mundo y tú no podías dármelo. Que lo que quería no estaba al alcance de tu mano.

Y yo que sólo te pedía un zumo...




Foto: Y no lo hacía

1 comentario:

  1. nunca me cansaré de decir lo bien que escribes

    "y yo que sólo te pedía un zumo..."
    y suelto todo el aire que había acumulado durante las otras 16 líneas

    ResponderEliminar