Allí donde perdí el Norte y me deshice las ganas,
rincón contra la pared desgastado de tanto pensar
Dormíamos tardes y noches, siempre buscando
el silencio posterior a la intimidad superficial.
Instinto animal que detuvo las horas
Reanuda el acto de despedida, vuelve a empezar.
Gemidos mecánicos de pena, ruido de llantos
De prisas, de secretos, murmullo de ciudad.
Vecinos en este campo de asfalto
Con banda sonora dolorosamente artificial
Suenan a cliché los pasos descalzos
sobre el suelo ardiente que nos separa, otra vez más.
Recuerdos devuelven los versos lejanos
de un tiempo en que amar no era luego olvidar
Y los dedos no rozaban aire, ni los brazos espacio
Vacío en la cama, silencio sepulcral.
Foto: Madrid
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