Me gustaba mucho este libro. Una persona especial me lo regaló (con dedicatoria en la primera página y todo) y a su vez, yo te lo regalé a ti. Es una pregunta que muchas veces me hice, que muchas veces me hago.
¿Dónde está el límite?
Te lo di para que me recordaras. Para dejar algo material de mí en tu vida. El plan era que un día abrieras un cajón y lo vieras. Quizás te entraría una risa suave, una sonrisa o una mueca de pena. La verdad es que ya me da lo mismo. Después de eso, todo se terminó. Y me alegro, me alegro tanto... Me hacías infeliz
Ahora, simplemente echo de menos el libro en mi estantería. Cuentos para pensar... Me encantaba, y ya no puedo comprarme otro ejemplar.
Hay cosas que simplemente se regalan y se reciben.
Quédatelo... Quédatelo y piensa un poco. Pero mejor en otra cosa que no seas tú.
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