Vete despacio por el camino en que has venido, no me daré casi cuenta. La vida me enseña que nadie se queda, a nadie le importa, nadie se interesa. Borra esa mueca de pena, aunque llore, casi no me duele. Casi no me hace falta.
Deja de suspirar de impaciencia, que lo que no te digo lo llevo escrito en la frente. Párate a mirar, y deja de verme. Que crees que me sabes y me etiquetas, crees que te tengo, y te alejas. Crees que soy de piedra, y me deshaces en arena.
¿No te das cuenta de que nada es como antes? Conservamos la misma piel, pero se nos borran las certezas. Auditorio lleno de gente, y si giro la cabeza ya no hay oyentes.
Los golpes que más duelen son en la frente. Chocar con la realidad.
Impotencia.
Rabia.
Soledad... Siempre tan rodeados de gente.
F. Londres