A veces hace falta echar un vistazo al pasado para no olvidar quienes somos, para ser capaces de seguir avanzando y no quedarse estancado. Da un poco de miedo volver a enfrentarse a esa mirada, permitirte recordar momentos que dejaste pausados. Darte cuenta de en qué medida ya no eres la misma persona, cómo corre el tiempo, como cambia la vida. Pero sobre todo da vértigo ver cómo en algunas cosas sigues siendo lo mismo exactamente. Hay cosas que nunca cambian, como su enorme sonrisa sincera. Esa que te quitaba el hipo, que le quitaba el hipo a esa chica que ¿ya no eres?
Foto: Tengo muchas cosas que contarte.
Aunque cambiemos con los años, por dentro, por fuera, la dificultad radica en seguir manteniendo la esencia de lo que somos
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